HISTORIAS DEL BAJO VIENTRE

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jueves, 7 de abril de 2011

MILAGRO EN VILLA FRIGIDA

MILAGRO EN VILLA FRÍGIDA

Rafa Montoya era un artista callejero de reconocida fama en pueblos de menos de doscientos habitantes. Todos los años tenía comprometida una gira por la zona de la meseta hasta las estribaciones de una cordillera, cuyo nombre desconocía por carecer de estudios. Empresario de variedades, dirigía un espectáculo en el que, haciendo pareja con una cabra, tocaba melodías como Paquito el chocolatero o ¿Qué tiene la zarzamora? Fue hacia finales de Noviembre, cuando la cabra y el artista recalaron en Villa Frígida, una pedanía de San Bisbal de la Cantada, famosa población por su factoría de prótesis de caderas, muy valoradas en las islas Galápagos. El público de Villa Frígida, disfrutó intensamente de la función y se abalanzaron sobre Montoya para abrazarlo y agradecerle su profesionalidad. Tras el tumulto, y una vez disminuida la emoción de los fans, se echó en falta a Carmelina, la cabra. Aprovechando el barullo, Jonás, enterrador retirado, se había apropiado de ella, y afectado del síndrome de abstinencia, embalsamó a Carmelina en un pis pas. Rafa Montoya, al apercibirse de su ausencia, la llamaba tal que así: Carmelina, Carmelina, vuelve al nido, golondrina. Pero sólo recibía silencio. Obviamente, por ser quien era, se trataba del silencio de los corderos. Desesperado ante la pérdida, echó mano del cornetín tocando Penélope, La vida sigue igual, y Only you. Nada. Más silencio de los corderos. Desolado y rendido, agotó su último cartucho y resopló una melodía de Jason Bieber. Todo cambió, los ángeles se asomaron desde las nubes y la cabra embalsamada se puso a bailar.

Madrid, 6 de Abril de 2011

Nota del autor
Relato express escrito incorporando la frase: "y la cabra embalsamada se puso a bailar", que resultó ganador del concurso de relatos de esa semana en Los Diablos Azules.